Un domingo de
enero en el campo,
el sol pegando
en el capó de la F-100 .
Mis manos
sobre el manubrio,
mi viejo de
acompañante.
Y la tarde que
se nos pasa,
dando
vueltas,
donde no crecen las moras.
Un domingo de
enero en el campo,
el sol pegando
en el capó de la F-100 .
Mis manos
sobre el manubrio,
mi viejo de
acompañante.
Y la tarde que
se nos pasa,
dando
vueltas,
donde no crecen las moras.
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