Cuando desperté me dolieron los ojos
-nunca antes los había usado-.
Y me vi nacer en una crisálida,
rodeado de una cortina frágil,
listo para ser.
Y me vi germinar en su útero,
con la nuca en el barro y la panza al sol.
Entonces comprendí la estrella en ella,
y se hizo trizas la máscara
que nos separaba.
Y nos dimos a luz
mientras el mundo se marchita.